Los colores del café

Así pues, el café pasa por varias etapas desde que se cosecha y hasta que se tuesta, regalándonos todo su colorido: cuando el fruto se cosecha tiene un color rojo, es redondo y suave, semejante a una cereza, de ahí que se denomine café “cereza”. Al pasar por el proceso de beneficio húmedo, queda con una consistencia dura, cubierto por una cáscara color beige o café pálido, entonces se le llama café “pergamino”. Al retirarle el pergamino (por el proceso de beneficio seco) se liberan dos medios granos de color verde y forma plano-convexa, dando lugar al café verde. Al llegar a las manos del torrefactor, el grano verde pasa por un proceso de tostado que lo alista para el molido y la preparación en taza; es entonces cuando adquiere ese color café oscuro que nos es tan familiar.

El café se suele comercializar en grandes cantidades y, por lo regular, eso se hace cuando está como café verde.